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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
  • Periodicidad: Enero - Mayo - Septiembre
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Papeles del Psicólogo, 1988. Vol. (35).




DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL A LA INTEGRACIÓN

CLIMENT GINE

Psicólgo, Subdirector General de Educación Especial del Ministerio de Educación y Ciencia.

Partimos del hecho de que la educación ha experimentado cambios importantes en los últimos años.

En concreto en el campo de la educación especial (EE) los años setenta supusieron el despegue de la creación de centro de EE, lo cual supuso una primera intervención desde el punto de vista educativo al acoger alumnos antes confinados a centros no escolares (sanidad, asistencia social).

Es a finales de la década de los setenta (1978) cuando se publica el Plan Nacional de Educación Especial que va a significar un giro copernicano al recoger los principios de normalización: sectorización, integración escolar y atención personalizada que luego serán consagrados y recogidos en la Ley de Integración Social de los Minusválidos del año 1981 y posteriormente en el decreto 334 del año 1985, Real Decreto de Ordenación de la Educación Especial.

Como puede observarse el tema de la EE es relativamente nuevo y en su poco tiempo de existencia ha conocido grandes cambios en el tema de la integración escolar, debates y polémicas.

DE LA REHABILITACIÓN A LA INTEGRACIÓN

En el marco de estos cambios parece que nos encontramos en un momento privilegiado y bastante trascendental; así todavía en la Ley de Integración Social del minusválido la EE se englobaba aún dentro de la rehabilitación, así que el modelo de intervención educativa no ha sido recogido como tal hasta ahora, cuando el Proyecto de Reforma la recoge como integrada en el sistema educativo.

Para tener un claro principio general, diremos que la EE en el Proyecto General de Reforma y en general cualquier actuación que se lleve en el campo de la EE va a tener sentido en la medida en que desee integrar y que contemple medidas hacia el conjunto del sistema educativo.

Además de este principio general trataré de centrar mi intervención en aquellos aspectos que en mi opinión está más vinculados al ejercicio profesional de los psicólogos; aun cuando al hablar de educación queda clara la importancia del abordaje interdisciplinario.

En el Proyecto de Reforma podemos señalar varios aspectos en el área de EE.

Por un lado el proyecto introduce el concepto de necesidades educativas especiales, concepto al que debemos dar contenido propio para evitar que se convierta en un mero cambio de etiqueta para conceptos anteriores (subnormalidad, retraso, deficiencia); dicho concepto surge del siguiente planteamiento: según la Constitución todos los ciudadanos tienen el derecho de que, a través de la educación, logren el máximo y óptimo desarrollo de acuerdo con sus posibilidades. Así pues, es obligación de la Administración procurar los medios y el contexto de desarrollo que facilite a todos los alumnos el óptimo desenvolvimiento. En parte delos alumnos pueden plantearse necesidades que supongan cambios con respecto a la respuesta general, pero estos cambios no determinan una atención diferenciadora, sino que la atención se realiza a la totalidad de las necesidades de los alumnos, a su continuo de necesidades.

ATENDER A LA TOTALIDAD DE LAS NECESIDADES

Desde esta concepción de continuo (de no separación de la educación "normal" y la EE) surge la necesidad de que el sistema educativo ponga los medios personales e instrumentales, se diseñen los currícula y textos educativos que permitan facilitar y optimizar el desarrollo de todos los alumnos.

Hasta ahora se han estado manejando criterios de exigencia, de homogeneidad de grupos; el sistema ha ido rechazando a los alumnos con necesidades educativas especiales hacia abajo y hacia fuera; todos aquellos que no eran capaces de seguir el nivel medio se veían segregados en aulas cerradas dentro del colegio; los de mayores necesidades en centros de educación especial y así sucesivamente hasta las unidades asistenciales para los niveles más profundos.

En la actualidad se plantea que la responsabilidad de este tema no está tanto en los niños como en el sistema, es decir, se plantea un empuje hacia arriba y hacia adentro, buscando que los alumnos estén atendidos en entornos normalizados, mediante una respuesta diversificada.

Evidentemente la atención al alumno con necesidades educativas especiales obliga a importantes modificaciones: de la organización escolar, de la concepción de los apoyos que puede requerir, de los procedimientos de graduación y promoción, y también lógicamente de la formación inicial y permanente de los profesores. Modificaciones que comprometen por igual a la Administración (medios, información, etc.) y los centros (organización, proyecto educativo, etc.).

Otro de los aspectos que introduce el Proyecto de Reforma es el de las modalidades de escolarización y sobre todo las adaptaciones curriculares.

Partiendo de que los alumnos presentan necesidades diferenciadas y que la escuela debe organizarse para poder responder a ellas, la concreción de la respuesta educativa diferenciada implica aspectos de organización y aspectos de contenido; este conjunto de variables es lo que en líneas generales podríamos denominar adaptación curricular.

También el Proyecto de Reforma es claro en el sentido de la tendencia hacia un entorno menos restringido; se trata de invertir el sentido del proceso (antes hacia abajo y hacia fuera; ahora hacia arriba y hacia adentro) que antes citábamos. Aquí nos interesa en el sentido del concepto de normalización.

Cuando hablamos de normalización de servicios, no nos estamos refiriendo a un pretendido mensaje que suponga querer ver a los niños como "normales" o que se les vaya a hacer más o menos "normales"; el tema es el derecho a ser diferente y el derecho a respuestas diferentes a sus necesidades, por tanto, el derecho al entorno más normalizado, más próximo a las condiciones del conjunto de la sociedad.

El proyecto señala a continuación la mediación concreta que va a ir permitiendo que la escuela pueda ir cambiando y adaptándose a las necesidades de los alumnos. Establece un plan experimental de interacción que supone un compromiso de futuro.

El plan contempla ocho años de actuación, siendo éste (1987-88) el tercer curso en el que progresiva y voluntariamente los centros pueden participar en este plan, comprometiéndose también la Administración a garantizar que la escuela disponga de los medios personales y materiales necesarios para atender las necesidades educativas de los niños. En este mismo sentido el Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial estaría concebido como el apoyo logístico para la elaboración de instrumentos; orientaciones y formación que permitan a los profesionales desarrollar su labor adecuadamente.

Hasta aquí estarían señalados los aspectos básicos formulados en el Proyecto de Reforma, ahora quisiera señalar lo que desde mi punto de vista son las líneas básicas del debate.

LÍNEAS DEL DEBATE

Uno de los ejes que me parecen básicos para situar el debate es la referencia al derecho a la educación y al pleno desarrollo de todos los ciudadanos; por tanto, la reforma del sistema educativo debe contemplar a todos los alumnos con independencia de las necesidades que éstos pueden plantear; por ello el objetivo del MEC no es "integrar" a los alumnos sino es como la escuela de respuesta a una multitud de necesidades diferentes, a la diversidad: no existe una derecho a ser "integrado", sino un derecho a recibir educación y lo que se trata es de poner los medios para que dicho derecho se cumpla adecuadamente y lo más normalizadamente posible.

Otro eje del debate se situaría en el concepto de escuela y de educación como permeables a las necesidades de los alumnos que ya están en ella o que pudieran estar en el futuro. De alguna manera se trata de que la escuela plantee su función educativa y social en relación a las necesidades de la comunidad. No sólo transmisora, sino creadora de situaciones favorables al desarrollo.

En la actualidad el énfasis no está en calificar, en diagnosticar, en saber la etiología o la historia personal del alumno; esta valoración digamos tradicional, ligada en nuestro caso a nuestra propia formación como psicólogos y también en el fácil refugio en esquemas que pueden satisfacer nuestro discurso, tiene poco que ver, generalmente, con la escuela, que debe manifestar más preocupación por crear situaciones que estimulen y favorezcan el desarrollo de los alumnos que por su diagnóstico y clasificación.

En este concepto de la escuela deben tener cabida la detección de las necesidades cuando aparecen, el replanteamiento de la evaluación de los alumnos, la organización de espacios y tiempos en función de atenciones diversificadas y también cómo se plantea su propia formación, su estructura organizativa y funcional. Evidentemente un proyecto de este tipo requiere la presencia y cultivo de determinados valores, tales como la tolerancia entre los propios alumnos, el respeto a la diferencia, la solidaridad, etc.

Sin embargo, de todos los planteamientos anteriores no se deriva necesariamente que todos los alumnos estén en centros ordinarios; nuestro sistema hoy día es mixto, coexistiendo centros de EE y centros ordinarios, aun cuando en los primeros vayan quedando sólo alumnos cuyas necesidades no puedan ser asumidas por los centros ordinarios aún renovados e integradores. Todos los centros de un tipo u otro deben propiciar situaciones favorables al desarrollo y trabajar en una línea de máxima normalización posible.

Finalmente quisiera señalar algunos aspectos que no parecen relevante para la psicología y el trabajo del psicólogo.

EL PSICÓLOGO EN LA ESCUELA

Primeramente creo que somos todos conscientes de las repercusiones, esencialmente segregadoras, que ha tenido el digamos "lenguaje de déficit" que ha acompañado la función clásica del psicólogo, en la que ha sido muy común que su trabajo acabase en un diagnóstico y desgraciadamente el diagnóstico enfatizaba lo que el niño no puede hacer. Su hándicap se magnificaba acentuando los aspectos menos positivos de la persona, todo lo cual tenía poca relevancia con lo que la escuela podía y debía hacer con el alumno.

Esto nos plantea un reto profesional: la necesidad de diseñar instrumentos, métodos y formas de intervención, que no informen tanto de lo que el niño no es, sino que se basen en las condiciones en que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, que nos proporcionen datos de la interacción que se está dando en el contexto educativo.

Igualmente se requieren aportaciones renovadoras en las áreas de detección y valoración de necesidades educativas especiales, especialmente en la primera en la que tal y como se ha venido diciendo es necesario reconvertir la demanda efectuada por el profesor al psicólogo (lista interminable de alumnos con supuestas dificultades, con la que el profesor trata de eliminar su propia angustia); se trata pues de intervenir en el trasfondo de esa demanda mediante el establecimiento de un compromiso de intervención entre el psicólogo, la escuela y el profesor.

En este diálogo educativo, en esta interacción educativa los psicólogos tenemos elementos para facilitar las adaptaciones y alternativas organizativas distintas a las actuales que pueden favorecer planteamientos educativos renovadores.

Una vez publicada la revista, el texto integro de todos los artículos se encuentra disponible en
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