Papeles del Psicólogo, 1990. Vol. (44-45).

Juan Carlos Duro Martínez, Raquel Álvarez García, Lourdes Barroso Sanz, Catalina Roca Feigín JUAN CARLOS DURO MARTÍNEZ. RAQUEL ALVAREZ GARCÍA. LOURDES BARROSO SANZ. CATALINA ROCA FEIGIN.

Psicólogos

Este trabajo pretende dar una panorámica cuantitativa y cualitativa de la situación actual de los psicólogos en las distintas instituciones sanitarias públicas de Madrid con el fin de esbozar algunas reflexiones sobre el tema y marcar las previsibles líneas en un futuro inmediato para la progresiva implantación del psicólogo en el campo de la salud.

Los datos reflejados se han extraído de los distintos materiales producidos en estos últimos años por la Delegación de Madrid del Colegio Oficial de Psicólogos, y especialmente en la última investigación encargada a un equipo de psicólogas integrado por Raquel Alvarez García, Lourdes Barroso Sanz Marina Bermejo y Catalina Roca Feigin, quienes, bajo la coordinación y dirección de Juan Carlos Duro Martínez, estudiaron la situación laboral y profesional del psicólogo en las instituciones sanitarias públicas de Madrid (1987-88).

La dificultad encontrada en la recogida de los cuestionarios de la investigación citada principalmente por las condiciones en las que se encontraban los psicólogos (cambios instituciones, contratos temporales, etc.), ha hecho imposible su rigurosa exactitud, sin que este hecho afecte en lo sustancial a lo expuesto en el artículo.

La valoración de los distintos datos y la opinión sobre las distintas situaciones es responsabilidad absoluta de los firmantes del artículo.

Agradecemos la participación de todos los psicólogos que contestaron al cuestionario y a los compañeros que han colaborado con el Area de Psicología y Salud de la Delegación de Madrid del Colegio Oficial de Psicología en estos últimos años.

La incorporación de los psicólogos a la sanidad pública ha estado influida por la situación política de cada momento histórico¹. Durante los últimos años de la dictadura del general Franco se incorporaron mediante oposición como funcionarios del Estado pertenecientes a la Administración Institucional de Sanidad Nacional (AISNA) algunos psicólogos que trabajaban en los hospitales psiquiátricos de su dependencia (Santa Isabel y Santa Teresa, de Leganés) y en centros de salud mental generalmente de carácter monográfico (infantiles, adolescentes, alcoholismo, etc.).

En el período de transición democrática se fueron incorporando algunos psicólogos de manera desigual, escasa, y con contratos, en general, poco asentados, a los grandes centros hospitalarios dependientes del Instituto Nacional de la Salud (INSALUD), la Diputación Provincial (Hospital Psiquiátrico Alonso Vega y Hospital Francisco Franco) y otros hospitales en régimen de fundación o con alguna vinculación a la Administración Pública (Fundación Jiménez Díaz, Hospital Cruz Roja, etc.)².

Es en el período 1980-85 con el triunfo de los partidos de izquierda (PSOE-PCE) en el Ayuntamiento de Madrid y en los pueblos más importantes de la Comunidad de Madrid (Leganés, Fuenlabrada, Getafe, Aranjuez, Alcalá de Henares, etc.) cuando se incorporan a unas nuevas instituciones sanitarias públicas, a los Centros de Promoción de la Salud (CPS) y los Centros Municipales de Salud (CMS) un número importante de psicólogos³.

En 1981, la Diputación de Madrid, a través del Instituto de Salud Mental, convoca cinco plazas de psicólogos para sus nuevos planteamientos de reforma psiquátrica, y en 1985 el Insalud crea en Madrid ocho unidades de salud mental dentro del marco de la Ley General de Sanidad, en las que, con contratos temporales máximos de tres años, contrata a ocho psicólogos⁴.

En estos últimos tres años, salvo algunas contrataciones aisladas, y con contratos temporales (Centros de Orientación Familiar del Insalud y algún ayuntamiento no incluido en esta investigación), y aquellas incluidas en el Plan Regional de Drogas, no ha habido nuevas plazas de psicólogos para instituciones sanitarias públicas en Madrid.

La problemática actual de los psicólogos de los CMS-CPS de los distintos Ayuntamientos de Madrid viene enmarcada por el desarrollo legislativo efectuado por el Gobierno del PSOE en los últimos años en lo que a las competencias sanitarias de las distintas Administraciones se refiere.

Marca la LGS que serían las distintas Comunidades Autónomas las que, a través de sus Servicios Regionales de Salud, las encargadas de organizar la atención a la salud en su ámbito autonómico correspondiente y en el marco del Sistema Nacional de Salud.

Así, según distintos calendarios y fórmulas de transferencias, son los SRS de las distintas Comunidades Autonómicas los que van asumiendo las transferencias en materia sanitaria de otras Administraciones u organizaciones de carácter local, provincial o estatal.

En el caso de Madrid, y por lo que a los psicólogos se refiere, las primeras -únicas hasta la fecha- transferencias efectuadas al Servicio Regional de Salud de la CAM han sido las procedentes del AISNA con fecha 1 de enero de 1986. Están pendientes, por un lado, las transferencias del Ayuntamiento de Madrid capital y de los Ayuntamientos de los pueblos del área metropolitana (Getafe, Móstoles, Leganés, Alcalá de Henares, etc.), actualmente en fase de negociación y, por último, las transferencias del Insalud, previstas en un principio para 1990 y, al parecer, aplazadas «sine die».

Por lo tanto, los psicólogos de los CMS-CPS cuando sean transferidos a la CAM tendrán que optar bien por ser «reconvertidos» dentro de sus Ayuntamientos respectivos en otros servicios y funciones no directamente relacionados con «lo sanitarios (nótese que no decimos con la salud) como servicios sociales generales o específicos, toxicomanías, recursos humanos, salud laboral, o bien integrarse en las instituciones sanitarias de la CAM más cercanas al tipo de trabajo realizado por los psicólogos en los CMS-CPS; es decir, los Servicios de Salud Mental de la CAM.

El problema más relevante se plantea en cómo termina una etapa histórica con una gran experiencia acumulada de ocho años de manera que el trabajo «alternativo» que se planteó (y en buena medida se ha desarrollado) para los CMS-CPS pueda en este futuro inmediato ser incorporado en las nuevas instituciones sanitarias públicas ya de la CAM (Servicios de Salud Mental), ya del Insalud (equipos de atención primaria, centros de orientación familiar, hospitales, etc.), ambas incluidas (o a incluirse) en el marco del Sistema Nacional de Salud.

La falta de voluntad política de la Administración (en este caso local y autonómica) para «Unificar» real y administrativamente las todavía redes paralelas no hace sino fomentar el deterioro progresivo de una situación que fue pionera de las nuevas concepciones de salud en nuestro país.

Contrariamente a lo ocurrido en los ayuntamientos en estos últimos años que han contratado a numerosos psicólogos para poner en marcha novedosas experiencias en salud comunitaria, la CAM, en su corta vida institucional, y antes la Diputación, se han caracterizado por la escasa incorporación de nuevos psicólogos en sus plantillas en estos ocho años (cinco plazas convocó el INSAM en 1983, una plaza el Hospital Psiquiátrico de Leganés para el centro de día y algunas plazas temporales subvencionadas a los ayuntamientos con los que ha establecido conventos).

El incremento de psicólogos que actualmente trabajan en los distintos servicios de salud mental en la comunidad provienen, en su mayoría, de los convenios firmados con los ayuntamientos de la periferia de Madrid y de los psicólogos pertenecientes al AISNA y transferidos a la CAM.

En los hospitales de la CAM igualmente no ha existido ninguna incorporación de psicólogos en estos últimos años.

Los problemas fundamentales de los psicólogos que se derivan de esta situación estriban en las propias dificultades organizativas de un cambio de modelo asistencial psiquiátrico, que pasa de estar centrado en el hospital psiquiátrico a estar centrado en la atención en la comunidad⁶.

La complejidad de las situaciones administrativas (transferencias, integraciones funcionales, etc.), el mantenimiento de situaciones de agravios comparativos y la ambigua voluntad política de transformación real que ha conllevado lentitud y buena dosis de confusión en la reforma psiquiátrica, ha hecho que en muchos servicios de salud mental, y por buena parte de los profesionales, se considere que todavía se está en los inicios (con el consiguiente grado de situación confusional) de un vacilante cambio en la atención a la salud mental en la Comunidad de Madrid^7-9.

La oscilante situación del Plan Regional de Drogas ha contribuido a esta inestabilidad de los psicólogos contratados a través de dicho Plan y que han realizado funciones en los servicios de salud mental, con la consiguiente dificultad para desarrollar un trabajo sistemático y continuado.

El problema más importante para los psicólogos en el Insalud es su falta de reconocimiento oficial por parte de la administración sanitaria central al no estar incluida la figura del psicólogo en el Estatuto Médico del Personal de la Seguridad Social.

Es por eso que los escasos psicólogos contratados o tienen contratos temporales (caso de las USM y Centros de Orientación Familiar) o son contratados con otras figuras administrativas o de una manera irregular y «sotto voce».

Por otro lado, la ausencia de mención de la inclusión del psicólogo en la LGS, aún cuando esté implícita su participación en el nuevo concepto de salud integral, hace que la incorporación del psicólogo en el Insalud podemos afirmar, sin ningún tipo de ambages, que todavía no se ha producido y que no podrá ser clara y efectiva hasta que no se apruebe el nuevo Estatuto Marco del Personal del Insalud con la figura del psicólogo como personal sanitario estatutario.

Esto ha de conllevar la discusión, a la luz de las experiencias de estos últimos diez años, sobre la inclusión del psicólogo en el primer nivel de atención a la salud (atención primaria) o exclusivamente en el nivel de atención especializada (salud mental) en cuanto a la atención extrahospitalaria se refiere¹⁰.

En lo tocante al nivel hospitalario, la discusión se sitúa en la ubicación del psicólogo exclusivamente en los servicios hospitalarios de psiquiatría desde donde intervenir en otros servicios o incluirse, además, en servicios médicos no psiquiátricos.

La organización por áreas sanitarias, en la que estarán incluidos ambulatorios y hospitalarios, podrá ayudar en la clarificación de este debate.

Deseamos afrontar estos temas desde la posibilidad real de incorporación de los psicólogos al Insalud y, por ende, al Sistema Nacional de Salud, que ha de ir conformándose a través de los Servicios de Salud de las distintas Comunidades Autónomas.

Mientras tanto sobreviven, testimonialmente, los psicólogos en los distintos centros hospitalarios mostrando que es necesaria su inclusión más allá de la atención psiquiátrica, y los psicólogos en las unidades de salud mental que se ven desbordados cotidianamente por la demanda asistencial, sin que su puesta en marcha por el Insalud haya tenido prácticamente repercusiones en la precaria asistencia del Insalud a la salud mental.

La integración funcional de redes dependientes de Ayuntamientos, la CAM y el Insalud, llevada a cabo en algunos distritos sanitarios del área metropolitana de Madrid, supone un plausible intento de integración de recursos en una sola red, que indefectiblemente lleva al fracaso si no se toman las medidas político-administrativas necesarias por parte de todas las Administraciones para su generalización y consolidación definitiva.

De la panorámica mostrada en las páginas anteriores resaltaremos, a modo de síntesis, los siguientes aspectos:

A la luz de dichas reflexiones planteamos algunas medidas que será necesario implementar para el desarrollo y la consolidación en la CAM de Madrid del psicólogo como profesional sanitario en el nuevo marco de la sanidad española¹⁴.