Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1995. Vol. (61).
J. Peris, F. García y S. Alfonso
Hace unos meses el Consejo de Europa instaba a los Estados Miembros de la Unión Europea al reconocimiento de los derechos matrimoniales de las parejas del mismo sexo, en pie de igualdad con la familia heterosexual (HT), explicitando el derecho a la paternidad/maternidad y a la adopción o el acogimiento.
Los espacios en los media sobre el tema se han sucedido sin parar, hasta el comienzo de la campaña electoral de renovación de Ayuntamientos y algunas Comunidades Autónomas. A los debates que fueron promovidos, ya desde antes, por la gestión técnica de la Asesoría Jurídica del Colectivo de Gais y Lesbianas de Madrid (COGAM) al frente del Proyecto de Ley de Parejas de Hecho, se suma ahora socialmente el tema del derecho a la adopción en pareja y a la libertad de los/as homosexuales (HM) en cuanto a la formulación pública de sus propios modelos de familia o pareja, los cuales existen desde los orígenes de la humanidad.
Sabido es que la familia está sometida a evolución social e histórica y que la conformación actual es temporal. Coexisten varios tipos de familia en el mundo, con diferentes niveles de libertad o represión entre sus miembros y también con diferentes composiciones. La familia HM, ya legalmente reconocida por griegos y romanos, se inscribe dentro del contexto de las familias occidentales y en línea con la agregada, la unifamiliar, la monoparental o la de solteros/as presentándose cada una de ellas en forma tanto HT como HM, la HM de forma sumergida, o sea, no fácilmente observable. Esto creemos que es Ley Natural, no la dictada por ciertos colectivos en defensa de sí mismos.
A los profesionales de la Psicología nos sorprende con las manos más vacías que nunca, sin información, sin historia, sin medios y sin debate científico. Mucho hay por hacer ante un tema en el que los/as españoles/as somos especialmente sensibles, homófobos/as. Justo es añadir también el ostracismo al que las minorías, tanto étnicas como ideológicas o sexuales, han sido históricamente sometidas en nuestro país. La prueba es la ausencia de investigaciones, en población española, sobre esta realidad que vive el elevado número de sujetos que componen la población HM: la mayor minoría del país, mayor en número que algunas de las Comunidades Autónomas.
A pesar de tan desolador panorama el hecho cierto es que, extrapolando datos, en la actualidad entre el 23 y el 50 % de los gais y lesbianas tienen y crían hijos concebidos en el seno de relaciones HTs o a través de técnicas de reproducción asistida como la inseminación artificial.
Por otro lado ciertos sectores de la sociedad, algunas escuelas psicológicas y, por supuesto la Iglesia Católica, manifiestan un rechazo radical hacia tal posibilidad, apoyándose más en aspectos ideológicos que en otros datos. Entre los argumentos más esgrimidos está el de la teórica consecuencia negativa que un ambiente familiar homosexual podría tener en el posterior desarrollo del bienestar psicosocial de la descendencia. Tal afirmación carece de fuste teórico, pareciendo sólo un reflejo del persistente ejercicio de discriminación en que los sectores HTs sexistas quieren incluir a los HMs, marcándoles su rechazo y pretendiendo que tengan que asumirlo.
Si nos atenemos al primer contenido se sabe que los ambientes familiares HMs son espacios afectivos en los que las relaciones de amor son muy positivas y en los que los vínculos que se establecen entre sus miembros son muy estrechos. No existe, contrariamente a la imagen estereotipada al uso, un único estilo de vida HM y los hombres y mujeres HMs son similares en todo a las personas HTs excepto en la elección de sus objetos sexuales. Los gais y las lesbianas no son diferentes de los HTs ni en apariencia, ni en la elección de trabajo, patrones de relación interpersonal, rasgos de personalidad, morbilidad o capacidad biológica para concebir hijos, etc. Es coherente, entonces, el pensar que tampoco tienen porque serlo respecto a la capacitación para dar una educación y crianza adecuada a los hijos, aportando modelos de identificación estructurados, que pueden ser tan positivos, o más, como los que aportan los/as viudos/as, las/os madres/padres solteras/os o los/as separados/as o las parejas de hecho, no faltándole al/a menor tampoco modelos de masculinidad y feminidad adecuados también en sus familares próximos y en el entorno social.
Con respecto al segundo contenido presentado decir que, en opinión de la Asesoría Psicológica del COGAM, volcar en los hijos de los/as HMs este problema, que no es sino del conjunto de la sociedad, es un ejercicio de poder abusivo, cuando no una malévola argucia. No olvidemos que la HM no se contagia, y que la mayoría somos hijos/as de heterosexuales. Tampoco olvidar que no es una enfermedad según la DSM-IV y la ICD-10 que, muy al contrario, sí incluyen la sexualidad egodistónica tanto para HMs como para HTs. La HM no es sino una de las dos modalidades específicas en la elección de objeto en el ser humano, no voluntaria sino inconsciente y un estilo perfectamente definido en la orientación sexual.
Un debate teórico-técnico, profesional, sobre la adopción y el acogimiento en familias HMs necesita iniciativas como la de "Papeles del Colegio". Requiere afrontar con prontitud los necesarios ajustes en el seno del sistema educativo, desde el preescolar hasta la Universidad y sus especialidades, mediante la inclusión de expertos/as HMs en el diseño de los planes de estudio y en la gestión de los mismos.
Es imprescindible para una sociedad mínimamente democrática el inicio de la formación de los profesionales del magisterio y la aportación de recursos didácticos para el desarrollo de la educación para la paz, el respeto a las diferencias y específicamente la no discriminación por orientación sexual, favoreciendo el desarrollo de la identidad de los/as hijos/as adoptivos de los/as HM basada en modelos positivos.
Los programas de integración ya han mostrado su eficacia en la aceptación y el intercambio positivo entre alumnos/as, sobre las dificultades de los/as compañeros/as discapacitados y se pueden aplicar igualmente para la no discriminción de las familias diferentes, lo que sería un avance social importante.
En el sistema sanitario, tanto público como privado, es igualmente urgente encarar reflexivamente la mínima demanda de ayuda de este sector mediante campañas para mostrar que no se va a rechazar a los/as HMs que muestren su orientación en público, ni a su familia. Hemos de ser conscientes del gran número de profesionales, por las numerosas consultas de afectados a la Asesoría Psicológica del COGAM, que interpretan cualquier demanda en sujetos homosexuales como una consecuencia de su orientación, psiquiatrizándoles innecesariamente, creando efectos iatrogénicos que deben ser corregidos con orientación y formación adecuada a los/as especialistas.
Son necesarios también recursos sociales y culturales que faciliten a los /as HMs el desarrollo de sus labores familiares.
Desde la perspectiva descrita, el argumento del beneficio del menor, blandido siempre como criterio segregador, se muestra débil y pone en evidencia un problema homofóbico de tamaño sobresaliente. Ser señalado como hijo/a de HMs, adoptivo/a o en acogimiento, no supone un estigma en la medida en que es asumido como una realidad, en el marco de una identidad positiva.
Los/as HMs hemos participado en todos los eventos de la historia y en todos ellos hemos destacado: guerras, humanidades, ciencias, etc. De la marginación participa también la raza negra, la gitana, la judía y en parte la mujer y tampoco es suficiente para la exclusión de tales grupos de cualquier forma de paternidad o de maternidad.
No pertenecer al grupo socialmente dominante, en conjunto heterosexualocéntrico y homófobo, no nos puede confundir tanto como para aceptar al suyo como el modelo natural, mucho menos para aceptar la generalización de tal único, y farisáico, modelo como el positivo, porque entonces todos deberíamos de ser rubios y con los ojos azules, y no es el caso desde la II Guerra Mundial.
Es un reto importante de la psicología en nuestro país, y para el propio Colegio de Psicólogos, afrontar y estimular el apoyo técnico especializado al colectivo de padres/madres HMs para la crianza de nuestros/as hijos/as, tanto naturales como adoptivos/as o en acogimiento y tal es la labor de un psicólogo/a educativo, social, clínico o de otras especialidades, en el ejercicio profesional. Los mismos o parecidos problemas tienen otras minorías y tampoco se les puede excluir del derecho, o la capacidad, a ser familias acogedoras o adoptantes.
J. Peris. Psicólogo. Terapeuta Sexual por la
Sociedad Sexológica de Madrid.
F. García. Psicólogo. Master por la U.C.M.
S. Alfonso. Psiquiatra. Doctora en Medicina y Cirugía por la U.A.M..
Terapeuta Sexual por la Asociación Española de Sexología
Clínica y el Instituto de Sexología de Paris.
Miembros del Equipo "LES-HOM" , Asesoría Psicológica
del COGAM (Colectivo de Gais y Lesbianas de Madrid).