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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
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Papeles del Psicólogo, 1996. Vol. (65).




LOS JOVENES ESPAÑOLES Y EL ALCOHOL

Teresa Robledo, Isabel Garcia Garcia, Jesus Rubio Colavida e Isabel Espiga Lopez

Subdirección General de Epidemiología, Promoción y Educación para la Salud. Dirección General de Salud Pública.Ministerio de Sanidad y Consumo.

Actualmente, el consumo de alcohol por la juventud se ha convertido en un problema de especial relevancia social. Es cada día más frecuente encontrar en los medios de comunicación noticias relacionadas con los jóvenes y el consumo de alcohol: accidentes de tráfico, actos violentos..., lo que ha contribuido a un aumento de la alarma social y sensibilización con el problema.

Según un estudio realizado por el Instituto de la Juventud, en 1993, el 50% de los jóvenes encuestados, entre 15 y 29 años, habían consumido alcohol en la última semana, el 60,3% de los hombres y el 39,6% de las mujeres (1). Al analizar este consumo por grupos de edad se puede apreciar que no son los adolescentes, sino los jóvenes mayores de edad, los que disparan estas tasas de consumo. De hecho, el porcentaje de abstemios en adolescentes se ha incrementado en los últimos años. Así de 1988 a 1993, el número de bebedores entre los jóvenes de 15 a 16 años ha descendido drásticamente, pasando de un 53% a un 29,8%. Sin embargo es necesario recalcar el hecho de que aunque haya menos bebedores en comparación con estudios anteriores, la cantidad de alcohol consumido por los que siguen bebiendo se ha incrementado notablemente.

Podemos decir que el consumo de alcohol por los jóvenes se caracteriza por:

- Reducción de la edad de inicio en dicho consumo.

- Consumo principalmente de fin de semana. El fin de semana es un tiempo dedicado a la evasión de la cotidianidad. El consumo se encuadra en tiempo de ocio, como alternativa grupal y dinámica a la búsqueda de "ambiente" en las llamadas "rutas" (2).

- Las mujeres incrementan más que los hombres su participación en el consumo de fin de semana. Su aumento también es mayor en cuanto a la proporción de las que beben de forma excesiva (3,1).

- Se bebe especialmente por la tarde/noche. El consumo de alcohol, se realiza fuera de casa, en la calle y en los espacios donde se producen las relaciones sociales de los jóvenes, lugares de encuentro y diversión, y se realiza en el grupo de iguales, mientras que la norma en el ámbito familiar, es el no consumo de bebidas alcohólicas. El consumo habitual de los menores está fuera del entorno familiar (2).

- Se consume principalmente cerveza, observándose un consumo creciente de bebidas destiladas, principalmente a través de mezclas y combinados, hecho que puede aumentar los efectos nocivos del alcohol dada la falta de control en el origen de las sustancias utilizadas, en las cantidades ingeridas, así como en el efecto químico de esas mezclas (4).

- El porcentaje de abstemios en los jóvenes se ha incrementado, si bien la cantidad de alcohol consumida por los que siguen bebiendo se ha elevado notablemente, por lo que aumenta el porcentaje de bebedores de riesgo en estos grupos de edad (1). Parece que este aumento del porcentaje de abstemios se produce más en los hombres que en las mujeres (3).

- Las motivaciones más frecuentes son: mejorar la comunicación con los demás, evasión, celebraciones, fiestas, deseo de integrarse en el grupo, afirmar la virilidad o demostrar la liberación y derecho a la igualdad, y el placer de beber (2). Si bien, hay que señalar que están apareciendo nuevas motivaciones para el consumo, destacando la búsqueda de los efectos psicoactivos del alcohol.

Analizando los factores ambientales considerados como determinantes de este consumo, nos encontramos (5):

- Elevada disponibilidad social del alcohol.

- Aceptación social de su consumo, minimizando y/o desatendiendo sus efectos perniciosos.

- Balance a favor del refuerzo social de la ingesta de alcohol, frente a conductas antagónicas al consumo de alcohol.

- Escasez de alternativas gratificantes y finalmente

- Balance a favor de modelos atractivos de consumo de alcohol, provocado por una publicidad asociada a un amplio conjunto de valores positivos (armonía, sociabilidad y liderazgo, alegría, placer, diversión, éxito).

Hay otros factores que caracterizan la etapa adolescente que pueden favorecer la conducta alcohólica, como es la necesidad de experimentar y probar "el riesgo". La aceptación del riesgo en la adolescencia responde a un deseo de independencia y autonomía; la atracción de lo desconocido, de lo prohibido o rechazado por el mundo adulto empuja a experimentar conductas de riesgo; le ofrece la ocasión de desafiar y de comprobar su dominio sobre su cuerpo y sobre los demás.

Como factores individuales añadidos hay que señalar la percepción del riesgo y la percepción positiva derivada del uso. En los adolescentes la percepción del riesgo ante el alcohol es menor que para otras drogas (6).

En realidad, lo que identifica y diferencia el consumo de alcohol por los adolescentes son los modos y actitudes seguidas en ese consumo, en la medida en que responden a pulsiones, actitudes y necesidades muy relacionadas con su personalidad. Entre ellas destaca (4):

LA GRUPALIDAD. A medida que aumenta la edad y la frecuencia del consumo, éste se traslada al entorno de amigos. Los jóvenes buscan su identidad y construyen su personalidad entre sus iguales, el grupo. Por esto, esta etapa es especialmente vulnerable a la influencia tanto positiva como negativa del grupo y de ahí la necesidad de trabajar con estas edades, habilidades de toma de decisiones y de saber enfrentarse a la presión del grupo. Por otro lado las pandillas o grupos actuales, se caracterizan, a diferencia de las tradicionales (definidas por una cierta estructuración y fidelidad), por ser más abiertas, flexibles, e informales, sirviendo de marco de encuentro e intercambio, al mismo tiempo que permiten "ir a su aire". Esta flexibilidad, este estar y no estar, permite a los jóvenes aguantar en el grupo más tiempo, y no hay que olvidar que es el GRUPO, el marco en el que se produce un mayor consumo.

LA SIMETRIA. La cantidad de alcohol consumida por un adolescente parece depender de la cantidad que ingieran los compañeros, por lo que la voluntad de dominio o control sobre la propia ingesta se supedita a la presión grupal.

LA EXPERIMENTACION. El grupo ofrece la suficiente seguridad como para que el menor pueda desplazar la relación de simetría de un plano interpersonal a un plano intrapersonal (probarse a sí mismo). Confluyen en él una serie de rasgos (atracción por el riesgo como un modo de conocer y ampliar los límites, falsa conciencia de invulnerabilidad, etc.) suficientemente estudiados y que contribuyen directamente a la intensidad de la ingesta.

La problemática derivada del consumo de alcohol en los jóvenes es diferente a la del adulto. En los jóvenes las consecuencias negativas derivadas del consumo de alcohol suelen referirse a alteraciones de las relaciones con la familia, compañeros y maestros, bajo rendimiento escolar, agresiones, violencias, alteraciones del orden público y conductas de alto riesgo, como conducir tras haber bebido, así como actividades sexuales de riesgo, que conlleven embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual (7).

Los accidentes de vehículos a motor constituyen la primera causa de muerte entre los hombres de 1-34 años y entre las mujeres de 1-24 años. Con independencia del grupo de edad, las tasas específicas son siempre más altas en hombres que en mujeres registrándose en ambos casos un periodo de especial riesgo entre 15 y 24 años. Esta distribución, similar a la descrita en otros países, señala a los "veinteañeros", especialmente hombres, como el grupo de mayor riesgo de sufrir una lesión fatal por accidente de tráfico.

El consumo de alcohol puede ser el inicio de una secuencia de conductas adictivas. Secuencia que se inicia con las drogas legales y que puede terminar con las ilegales. Cualquiera de estas sustancias, alcohol, tabaco, marihuana, cocaína..., puede funcionar como puerta de entrada a la secuencia de uso de otras.

Además, diferentes estudios sugieren que el uso del alcohol y otras drogas no sólo presenta un patrón secuencial, sino también un patrón acumulativo. Por ello, el hábito del uso de drogas puede progresar de un consumo simple a un policonsumo (8).

Por otro lado la relación del abuso de alcohol con el hábito tabáquico constituye otro motivo de preocupación, pues ambos son aspectos de estilos de vida responsables de una elevada mortalidad (9).

Se ha puesto de manifiesto que el impacto de alcohol y otras drogas en la criminalidad es inmediato y directo. Principalmente, el comportamiento criminal se incrementa con el uso de alcohol y cocaína (8).

El alcohol se ha visto involucrado en gran parte de causas de muerte accidental, incluyendo el ahogamiento y caídas mortales. Además se han comunicado elevados niveles de alcoholemia en muchas víctimas de suicidio y homicidio. Por otro lado, la historia de tentativas de suicidio es más prevalente entre los adolescentes que acuden a los servicios terapéuticos para drogas y alcohol (7).

Aunque no disponemos de datos sobre la influencia del alcohol en el rendimiento escolar, sí se puede sospechar que el hábito del consumo excesivo de alcohol, aunque sólo sea en fines de semana, tiene repercusiones en el rendimiento escolar, al afectar a las condiciones físicas, psíquicas y de comportamiento de los jóvenes (5).

Finalmente, en relación con las actividades sexuales de riesgo en los jóvenes, debemos tener en cuenta diversos elementos:

- Inexperiencia/ comportamiento de riesgo.

- Uso de alcohol y/o de otras sustancias psicoactivas.

- Factores biológicos e intrapersonales.

- Conocimiento y aptitudes sobre comportamientos de reducción de riesgo.

Evidentemente, nos encontramos ante un problema de Salud Pública, pero con importantes implicaciones para los Servicios de Salud, Bienestar Social, Empleo, Tráfico, Agricultura, Comercio, Justicia y Hacienda. Por ello, es necesaria una política global y multisectorial que abarque a todos los factores implicados en el consumo de alcohol.

En España, tanto la Administración Central, como la Autonómica y Local vienen realizando numerosas y diversas actividades orientadas a la prevención de los problemas relacionados con el alcohol. No obstante, sería deseable una mayor coordinación de dichas actuaciones, siendo necesario que los profesionales de distintos ámbitos (técnicos en salud pública, psicólogos, epidemiólogos) colaboren estrechamente en dichos programas preventivos.

Desde la Administración Sanitaria podemos impulsar y proponer iniciativas de coordinación con otros sectores, para reducir el uso y el abuso del alcohol, a la luz del conocimiento de los efectos nocivos de su consumo.

La disminución de la oferta y la demanda de bebidas alcohólicas sigue siendo la piedra angular de toda política que pretenda controlar todos los factores implicados en el consumo de alcohol. Por ello, se proponen las siguientes lineas de intervención:

INFORMACION Y EDUCACION PARA LA SALUD

La educación para la salud a través de los medios de comunicación tiene un efecto limitado sobre el consumo de alcohol, pero puede influir en la percepción del problema por parte de la opinión pública, obteniendo su apoyo a las medidas de control. La efectividad de la educación sanitaria se incrementa cuando se realiza en el contexto de una política comprensiva que combina diferentes medidas y estrategias de reducción del consumo de alcohol.

Los adolescentes no reconocen el riesgo ni el peligro de determinadas situaciones y conductas, no son capaces de reconocer los límites aceptables del riesgo. Por tanto, los elementos más importantes a desarrollar desde el primer momento será la capacidad de toma de decisiones personales, de aprender a disfrutar de un espacio de libertad y autonomía con unos límites razonables.

El último fin es ayudar a los jóvenes a adquirir competencias sociales y personales que permitan plantearse su propia situación vital, a elegir y decidir con criterios firmes y acertados, a resistir a las presiones del grupo y del medio, a participar en los acontecimientos sociales del día a día.

De ahí la necesidad de fomentar la comunicación y el diálogo entre jóvenes y adultos, facilitar el desarrollo de la propia autonomía, autoestima, responsabilidad y solidaridad, y de ejercer la autoridad y establecer límites con firmeza.

REDUCCION DE LA DISPONIBILIDAD Y ACCESIBILIDAD

- Exigir un cumplimiento estricto de la legislación vigente respecto a la oferta y venta de bebidas alcohólicas a menores. Las limitaciones de edad representan una barrera legal para acceder al alcohol. Existen numerosos estudios que asocian una disminución de los problemas relacionados con el alcohol (10) y la elevación de edad permitida para su venta. Por otro lado, ha quedado demostrado que las limitaciones de edad influyen en la edad del primer contacto con el alcohol (que suele ser previo a la edad legal). Cuanto más baja es la edad legal antes se produce el primer contacto.

- Control de la publicidad. A pesar de que la industria de bebidas alcohólicas argumenta enérgicamente que su promoción sólo pretende influir en la preferencia por una marca, un estudio de las prácticas reales indica que las estrategias de publicidad y comercialización están concebidas para aumentar el consumo promoviendo la difusión del consumo de alcohol, consiguiendo nuevos bebedores, aumentando, o cuando menos manteniendo, el consumo de los bebedores fijos y alterando favorablemente la forma de percibir el papel del alcohol en la sociedad, en especial entre los jóvenes y otros posibles mercados (11).

Puesto que el alcohol por sí mismo no reporta beneficio alguno al consumidor, los mensajes publicitarios recurren a elementos ajenos al propio producto. Así se busca relacionar la necesidad de alcohol con la satisfacción de determinados deseos y/o determinados estilos de vida: status social, éxito, juventud, belleza, placer, lugares paradisiacos; la publicidad juega con todos los estereotipos sociales y culturales y sabe a qué grupo diana dirigirse (mujeres, jóvenes, etc...) y qué resortes utilizar en cada caso.

- Limitar el número de puntos de venta y los horarios de apertura, recomendándose la colocación de anuncios y carteles de advertencias, sobre los peligros derivados del consumo de alcohol (conducción...), en dichos puntos.

- Fomentar la creación de líneas de transportes alternativos en los lugares donde se reúnen los jóvenes, especialmente durante los fines de semana.

- Fomentar el establecimiento de locales alternativos, donde sólo se consuman bebidas sin alcohol.

INTERVENCION TERAPEUTICA

Los profesionales sanitarios de Atención Primaria serán, en muchas ocasiones, los primeros con los que contactarán los jóvenes. De ahí, la importancia del consejo médico, detección precoz del problema y correcta derivación de estos pacientes.

Se desconoce qué jóvenes continuarán abusando del alcohol durante la edad adulta, y cuáles abandonarán el abuso sin necesidad de intervención o tratamiento. Pero se deben valorar como factores de riesgo: los antecedentes familiares de dependencia alcohólica, el consumo de otros psicotropos, las conductas antisociales, tolerancia elevada y embriagueces frecuentes (12).

PARTICIPACION COMUNITARIA

Los jóvenes, padres, comunidad escolar, asociaciones deportivas, sociales, culturales, políticas.., y en definitiva todas aquellas organizaciones que vertebran nuestra sociedad, deben implicarse en el diseño y ejecución de una política en relación con este tema. Estamos ante un reto al que se puede responder a través de la colaboración, participación de todos los sectores

LA PREVENCION EN LA REGION EUROPEA Y EN ESPAÑA

Actualmente la Región Europea de la OMS mantiene dos compromisos comunes en relación con el problema que el consumo de alcohol plantea a la Salud Pública. El primero, es el compromiso con la Política de Salud para Europa, tal y como se expresa en los Objetivos de Salud para Todos, específicamente en su objetivo 17 que propone una reducción del 25% en el consumo de alcohol entre 1980 y el año 2000, con especial referencia al consumo excesivo. El segundo, es un compromiso con el PLAN EUROPEO DE ACTUACION SOBRE ALCOHOL, adoptado en 1992 por el Comité Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud y concebido como un conjunto positivo de directrices para los Estados Miembros.

El Plan Europeo de Actuación sobre Alcohol (13) pretende crear un movimiento europeo que respalde las actuaciones realizadas en los ámbitos local, nacional e internacional y reduzca los riesgos para la salud y los problemas sociales que ocasiona el consumo de alcohol, convirtiéndose en una guía de acción para los Estados Miembros de la Región Europea.

En diciembre de 1995 terminó la primera fase de implantación de dicho PLAN, con la celebración, en París, de una "Conferencia Europea sobre Salud, Sociedad y Alcohol". Esta Conferencia, que fue concebida al más alto nivel de representatividad posible, tuvo como objetivos principales:

- Estimular el desarrollo de políticas de salud pública globales y efectivas, que ayuden a reducir los daños producidos por el alcohol.

- Alcanzar acuerdos en los principios y estrategias adecuadas para tales políticas.

- Adoptar la CARTA EUROPEA SOBRE ALCOHOL, que recoge una serie de principios éticos y metas, así como diez estrategias para la acción sobre el alcohol .

La Administración del Estado viene realizando diversas actividades en relación con la prevención de estos problemas.

El Ministerio de Sanidad y Consumo celebró en 1989 un seminario sobre "Alcohol y Juventud" al cual asistieron destacados especialistas nacionales y extranjeros, y en el que se formularon un conjunto de recomendaciones dirigidas a reducir la oferta y la demanda de alcohol.

En ese contexto, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó en su pleno de 26 de marzo de 1990, un conjunto de recomendaciones que servirán para disminuir los problemas relacionados con el alcohol: Coordinación de políticas entre las diversas administraciones, control de la publicidad de bebidas alcohólicas (desarrollo del art. 8.5 de Ley General de Publicidad), fomento de la investigación, mejora de los sistemas de información, prevención de accidentes de tráfico, organización de servicios de detección y atención, fomento de la implantación de la educación para la salud en la escuela y reducción de la disponibilidad (impuestos, control de venta a menores..).

Por otro lado y desde 1989, existe un convenio de colaboración entre el Ministerio de Sanidad y Consumo y el de Educación y Ciencia en las áreas de Educación para la Salud, Formación y Desarrollo Profesional e Investigación. En virtud del cual la educación para la salud en la escuela, concebida como una materia transversal, es impulsada por el sistema educativo y sanitario, con participación de las Comunidades Autónomas, y con unos contenidos educativos que responden a un proyecto democrático de sociedad y de educación.

Asimismo, el Ministerio de Sanidad y Consumo viene realizando diversas actividades dentro del área de salud y prevención del Plan de Juventud 94-97. Todas ellas tienen como objetivo principal la promoción entre los jóvenes de hábitos de vida saludables y la prevención de riesgos a los que están expuestos. Las actividades están dirigidas a influir en la formación de aptitudes y comportamientos de los jóvenes, fomentando estilos de vida saludables y creando corrientes de opinión que hagan frente a aquellas situaciones que mayores efectos negativos tienen entre los jóvenes: abuso de alcohol, tabaquismo, toxicomanías, accidentes de tráfico y embarazos no deseados.

Otras medidas concretas adoptadas en relación con el consumo de alcohol son:

- Reducción de la tasa legal de alcoholemia a 0,5 y 0,3 gr/l. en determinados colectivos de riesgo, según establece el Real Decreto 13/1992, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento General de Circulación y Desarrollo del texto Articulado de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial.

- Subida de los Impuestos Especiales que gravan el alcohol y bebidas derivadas.

- Publicación de la Ley 25/1994, de 12 de julio, por la que se incorpora al ordenamiento jurídico español, la Directiva 89/552/CEE, sobre la coordinación de disposiciones legales, reglamentarias y administrativas de los Estados Miembros relativas al ejercicio de actividades de radiodifusión televisiva.

BIBLIOGRAFIA

1. Comas D. Los Jóvenes y el Uso de Drogas en la España de los Años 90. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales. Instituto de la Juventud, 1994.

2. Florez-Tascón FJ, Florez-Tascón F, Goya J, Dieguez J, Moreno A. El joven y la ruta del alcohol. En: Sánchez J, Mateo R. Los Profesores ante las drogas. Madrid: Universidad Complutense de Madrid, UNESCO, 1994.

3. Gómez FJ, Iriarte L, Lafuente PJ, Oteiza O, Sáenz G. Evolución del consumo de alcohol en jóvenes de Vitoria-Gasteiz en los cursos 1990-91 y 1992-93. Centro de Salud 1994; 615-619.

4. Dirección General de Relaciones Informativas y Sociales. Condicionantes del Consumo de Alcohol por Menores. Madrid: Ministerio del Interior. Dirección General de Relaciones Informativas y Sociales, 1994.

5. Andrada G, Rodríguez J, Gonzalez P. Consumo de alcohol en la juventud. Madrid: Cuadernos INPA, 1995.

6. Hecht ML, Driscoll G. A Comparison of selected Communication, Social, Situational, and Individual Factors Associated with Alcohol and Other Drugs. Int J Addictions 1994; 29: 1225-1243.

7. American Academy of Pediatrics. Uso y abuso del alcohol: una preocupación pediátrica. Pediatrics (ed. esp.) 1995; 39:188-192.

8. Jiang Yu P, William R, Williford P. Alcohol, Other Drugs, and Criminality: A Structural Analysis. Am J Drug Alcohol Abuse 1994; 20:373-393.

9. Aubá J, Villalbí RJ. Consumo de bebidas alcohólicas en la adolescencia. Aten Prim 1993; 11:40-43.

10. Jones NE, Pieper CF, Robertson L. The effect of legal drinking age on fatal injuries of adolescents and young adults. Am J Pub Health 1992; 82:112-115.

11. Vargas F, Robledo T, Espiga I. Alcohol y Salud Pública. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo, Dirección General de Salud Pública. Serie de Informes Técnicos 1, 1994.

12. Cuadrado P, Martínez J, Picatoste J. El profesional de Atención Primaria de Salud ante los problemas derivados del consumo de alcohol. Madrid: Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 1994.

13. World Health Organization. European Alcohol Adiction Plasn. Copenhaguen: Regional Office for Europe. Alcohol, Drugs and Tobacco Unit. Lifestyle and Health Department, 1993.

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