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Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.

PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1986. Vol. (24).




LA FORMACIÓN DEL PSICÓLOGO ANTE LAS DROGAS: UNA URGENCIA

AMANDO VEGA FUENTE.

Profesor de la Universidad del País Vasco. San Sebastián.

El psicólogo está llamado a desempeñar un papel básico en la lucha contra el problema de las drogas. El consumo y el abuso de las diferentes drogas, legales unas, ilegales otras, constituyen una forma más del comportamiento humano, por esta razón, este problema que, como señala Olievenstein "quizás sólo esté en su prehistoria", constituye un reto para todos los profesionales con su campo de acción en las personas.

La demanda de la población, por otra parte, va en esta misma línea, pues entiende que estos profesionales atienden a las personas como personas, no a un simple cuerpo, o un ente abstracto. Así puede verse en el estudio sobre la población española ante las drogas realizado por EDIS (1981) que psiquiatras y psicólogos ocupan el primer lugar entre los profesionales a los que se acudiría en caso de tener problema de drogas, tal como refleja el cuadro nº 1.

Se entiende aquí que al estudiar el consumo de drogas como un comportamiento humano, sirvan todos los conocimientos acumulados por las ciencias humanas. Todo lo que sabemos sobre la vida y el aprendizaje nos será útil, pues, para nuestra tarea profesional ante este problema.

Sin embargo, esto no quiere decir que el psicólogo o el educador en general tengan ya la respuesta adecuada sin una formación previa sobre el tema, ya que estamos ante un problema que se caracteriza sobre todo por su complejidad (Vega, 1983). Frente al dramatismo de unos y a la simplificación de otros, el profesional intenta conocer con la mayor exactitud posible cada problema de drogas, pues, como indica la UNESCO (1981) "no hay dos consumidores de drogas que sean exactamente iguales". Urge, por esto, una formación específica ante esta problemática actual, que complemente los conocimientos recibidos en nuestros estudios, ajenos hasta ahora al fenómeno de las drogas.

En mi trabajo me referiré a la formación que todo psicólogo ha de tener sobre el tema, conscientes de que vivimos en una cultura de drogas donde estas sustancias cumplen una función tanto en la persona como en la sociedad en general, al mismo tiempo que se valora su posible utilización como remedio terapéutico aparte de crear no pocos problemas de conducta (Vega, 1985). En esta línea intentaré aportar una serie de datos que nos muestren la situación en este campo así como posibles respuestas a dar.
Ver Cuadro 1.

I. LA FORMACIÓN DEL PSICÓLOGO EN LA ACTUALIDAD

No me consta que existan estudios que muestren el nivel de formación de los psicólogos y educadores en general más allá de poblaciones muy concretas. Por otra razón y sin pretensión de ser exhaustivo, me referiré a dos trabajos que reflejan una situación todavía sin resolver.

El estudio de Rodríguez Martín (1977) sobre el nivel de información en materias de alcoholismo, en diversas poblaciones muestrales y que incluye estudiantes de psicología, llega a la siguiente conclusión:

"La categoría de los errores hallados (fundamentalmente en materia de conceptos) nos hace quedarnos descontentos acerca de la información que detectamos en nuestros ambientes, cuyo deformado origen proviene además en la inmensa mayoría, de una prensa a su vez mal informada".

En la casa concreto de los psicólogos, esta información procede de la prensa en un 80,3%. Hay que destacar como positivo que el 91,6% de los encuestados desea completarla.

En mi estudio (Vega, 1983) realizado en 1980 sobre los conocimientos, actitudes y hábitos de los profesores de EGB de Barcelona ante las drogas, aparece una situación parecida. Junto a una desinformación en conceptos elementales sobre las drogas, tanto legales como ilegales, los maestros de Barcelona muestras actitudes contradictorias a la hora de plantearse el hecho educativo así como formas de actuación no acordes con la prevención y el tratamiento de este problema. También aquí destaca el deseo expresado por la práctica totalidad de la muestra de formarse ante este problema actual de drogas, tal como puede verse en el cuadro número 2.

CUADRO 2

Necesidad de formación

De acuerdo ........................... 94,6%

Desacuerdo ........................... 2,2%

No contestan ......................... 2,3%

No pueden decirlo .................. 0,9%

100,0%

Esta situación no resulta extraña si se tiene en cuenta que previamente no se ha recibido información alguna en los centros de formación y que los medios de comunicación social están cargados de contradicciones y mitos, movidos más por intereses sensacionalistas que por un auténtico deseo de formar al público. A este respecto, Ferrer (1981) resume la realidad de la educación sobre las drogas en la Universidad y Escuelas Especiales para profesionales en los puntos siguientes:

1. En cuanto a las horas lectivas sobre drogodependencias enmarcadas en materias más generales de diferentes carreras universitarias, el número resulta "ampliamente insuficiente y muy por debajo de la profundización que merecería si se considera la importancia social del problema".

2. No existen asignaturas íntegramente dedicadas al tema de las drogas integradas en planes de estudio de las especialidades. Tan sólo hubo un intento de asignatura optativa de una hora y media semanal en la Facultad de Psicología de Barcelona, que fue interrumpido.

3. Ante esta situación "diversos profesionales interesados han venido organizando a lo largo de toda la geografía española una serie de cursos, cursillos, seminarios, cursos de doctorado, etcétera".

Aunque han pasado los años y puede parecer que existe un mayor interés por el tema, no creo que la situación haya cambiado mucho si observamos la realidad presente. Es posible que se organicen más actividades con unos profesionales más preparados y una mejor organización, pero siguen apareciendo como actividades marginales al tronco de la formación general que se imparte en nuestras Facultades y Escuelas Especiales. Al mismo tiempo, se puede señalar la existencia de inflación y saturación de información sobre drogas en "medios especializados" que se suma a la que ya existe en los medios de comunicación social. "La droga" está de moda y siempre queda bien "hacer algo" sobre el tema, pues con facilidad se consigue la asistencia de un público interesado. Con esto no quiero decir que estas actividades no sean válidas, pero sí conviene resaltar que no son suficientes e incluso me atrevería a decir que son negativas cuando no existe una continuidad y compromiso con la realidad donde se realizan.

En el estudio antes citado sobre los maestros de Barcelona (Vega, 1983) llama la atención que los maestros que habían asistido a cursos, cursillos, seminarios, etc. mostraban un nivel de información más adecuado, pero sus actitudes personales así como sus formas de actuación ante las drogas no mostraban diferencias significativas con las actitudes y conducta de los maestros no "formados". Esta constatación nos invita a revisar, creo yo nuestros planteamientos actuales, pues nuestra sociedad necesita profesionales que actúen ante los problemas que se presenten. Importa "saber", pero lo que más importa es saber ser" y "saber hacer".

En síntesis, tal como señala el Plan Nacional sobre Drogas (1986), "existe una deficiencia actual notable en la capacidad de los diferentes profesionales para hacer frente dentro de sus responsabilidades a la demanda generada por el consumo de drogas".

Esta deficiencia no podrá evitarse con la oferta de formación para los profesionales que tengan interés por el tema. La formación sobre las drogas, en sus niveles básicos, ha de extenderse a todos los profesionales vinculados a los problemas de las drogas, para lo que habrá que poner en marcha los mecanismos adecuados.

II. OBJETIVOS DE LA FORMACION DEL PSICOLOGO

El Plan Nacional sobre drogas constituye una expresión del compromiso de respuesta que tiene toda la sociedad española, lo que quiere decir, de todos y de cada uno de nosotros, en especial los profesionales de la formación básica, nuestra formación, viene a ser un requisito previo imprescindible para no constituir castillos en el aire; "sin por esto dejar de lado la formación especializada para las personas que lo necesiten. Por supuesto, para cada profesional esta formación general tendrá un enfoque y unas características específicas adecuadas con el trabajo a realizar.

Por lo que a los psicólogos se refiere, pueden ser válidos los objetivos propuestos a continuación:

1. Conocer y dominar los conceptos teóricos relativos al problema de las drogas, de forma que sea posible su comprensión teniendo en cuenta tanto los aspectos personales como sociales (económico, políticos, culturales, etc.).

2. Tener capacidad para detectar y diagnosticar el consumo y el abuso de las diferentes drogas con todas sus implicaciones personales y sociales.

3. Disponer de unos conocimientos mínimos sobre las diferentes técnicas de tratamiento, tanto a nivel teórico como a nivel práctico.

4. Conocer el sentido y el alcance de la prevención así como las medidas a tomar, preferentemente desde un enfoque psicosocial.

5. Tener una comprensión elemental de la investigación aplicada y de la metodología científica para, con sentido crítico poder valorar la información que vaya recibiendo.

6. Saber utilizar los recursos existentes, humanos y materiales, disponibles en la lucha contra las drogas en todos sus niveles (prevención primaria, secundaria y terciaria).

El marco más adecuado para conseguir estos objetivos de formación es el de las instituciones encargadas de la formación general, con unos contenidos integrados en los planes de estudios y con la posibilidad de una profundización mayor a través de seminarios, jornadas o como se viera más oportuno. Resulta esperanzador en este momento poder encontrar este aspecto recogido dentro del Plan Nacional sobre drogas:

"Procede asegurar la correcta formación en drogodependencias de los estudiantes universitarios de profesiones relacionadas con este tema (especialmente sanitarios, sociólogos, psicólogos, educadores, trabajadores y profesionales del derecho). A esta formación se le debe conceder tanta o más importancia que al reciclaje de los ya titulados, que forzosamente ha de ser minoritario." (Página 33, Plan Nacional sobre Drogas.)

En esta formación básica, hay que valorar el que se imparta en un marco normalizado, sin dar al problema de las drogas un relieve especial que lo aleje de verse como un problema más entre los muchos que la vida plantea. En este sentido, su integración en los programas de las diferentes asignaturas puede facilitar este enfoque. No se puede caer en el mismo error que los drogodependientes que todo lo ven desde las drogas, lo que puede desenfocar en gran manera el problema. Nuestro punto de mira ha de ser la persona como centro, mientras las sustancias llamadas drogas pueden considerarse como circunstancias.

Por lo que se refiere, a la formación de los profesionales ya en ejercicio, habrá que pensar en la planificación de unos programas de formación adecuados a través de las universidades, instituciones especiales de formación, etc., sin necesidad de recurrir a centros específicos de formación sobre drogas.

El Colegio de Psicólogos puede tener aquí un rol muy importante. Por una parte, consciente de las necesidades de la sociedad actual así como de las deficiencias de la formación universitaria, puede sugerir, apoyar e incluso urgir que todo estudiante universitario de Psicología reciba una formación básica dentro de su plan de estudios. Resulta demasiado fácil lanzar quejas sobre la distancia de la universidad frente a los problemas de la calle y no hacer nada por solucionarlo. La responsabilidad, está, por supuesto, en los profesionales que ejercen en el medio universitario, pero también en los profesionales que trabajan fuera, tras haber recibido formación en sus aulas. La colaboración será beneficiosa para ambas partes.

Por otra parte, está todo el colectivo de profesionales ya en ejercicio, abandonados a su suerte por la que a su formación se refiere en el tema de las drogas. Hasta hoy no se puede decir que hayan recibido muchas ofertas deformación, a pesar de la demanda existente. También aquí el Colegio de Psicólogos puede sugerir, orientar, apoyar y promover todo tipos de actividades que redunden en beneficio de la formación permanente de todo psicólogo, en línea con las acciones propuestas por el Plan Nacional cuando dice "fomento de la formación continuada de los profesionales vinculados a los problemas relacionados con la drogodependencia".

Tenemos, pues, una tarea urgente que realizar ante un problema que nos afecta a todos como personas y como profesionales: la formación del psicólogo. Porque, si el problema de las drogas constituye hoy un reto para nuestra sociedad, este reto se convierte en una obligación de ofrecer respuestas en el caso de los profesionales relacionados con el problema y, de forma especial, para los psicólogos.

BIBLIOGRAFÍA

Edis (1981): La población española antes de las drogas. Cáritas, Madrid.

Ferrer, X.: (1981) "La educación sobre las drogas en la Universidad y escuelas especiales para los profesionales implicados" Drogalcohol, vol. VI, nº 2, 1981 Págs. 117-126.

Olievenstein, C.: (1977) La toxicomanía. Fundamentos, Madrid.

Ministerio de Sanidad y Consumo (1985): Plan Nacional sobre Drogas. Ministerio de Sanidad y Consumo, Madrid.

Rodríguez-Mártos, A. (1977): "Nivel de información que, en materia de alcoholismo poseen diversas poblaciones muestrales", Drogalcobol. Octubre, Págs. 51-62.

Quintanilla, I. (1977): "En torno a las toxicomanías", Drogalcobol. Octubre, Págs. 40-41.

UNESCO (1981): Reunión de expertos sobre coordinación de la Educación Escolar y la Extraescolar relativas a los problemas relacionados con el uso de drogas. UNESCO, París.

Vega, A. (1983): La droga a l'escola. CEAC, Barcelona.

Vega, A. (1983): Los educadores ante las drogas. Santillana, Madrid.

Vega, A. (1985): "Las drogas y la Educación Especial", Escuela Española, 5 de septiembre. Páginas 9-11.

Vega, A. (1985): La formación del maestro: teoría y práctica. Escuela Española, Madrid.

Material adicional / Suplementary material

Cuadro 1. Profesionales a que se acudiría en caso de tener un problema de drogas.

Cuadro 1. Profesionales a que se acudiría en caso de tener un problema de drogas.

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