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Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.

PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1998. Vol. (69).




UN MOMENTO HISTÓRICO DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA SALUD

José Ramón Fernández Hermida

Vocal Junta de Gobierno

Este número monográfico de Papeles del Psicólogo, dedicado a la Psicología Clínica y de la Salud, sale en un momento especialmente significativo para la historia de este campo profesional y científico de la Psicología en España, justamente cuando se están recorriendo los últimos pasos para que aparezca en el Boletín Oficial del Estado el decreto de creación de la especialidad en Psicología Clínica. Este hecho tiene al menos dos consecuencias de significado histórico. Por un lado, el cierre de un ciclo, cuyo comienzo más inmediato tuvo lugar al final de la década de los 60 con la aparición de la licenciatura universitaria en Psicología. Por otro lado, implica también la apertura de una nueva etapa, en la que se mezclan un buen número de previsiones favorables con una no menor cantidad de incertidumbres y desafíos.

Frecuentemente se lee que la Psicología no sólo tiene una dimensión científica sino que también presenta una relevante dimensión profesional. Si nos atenemos al caso de nuestro país, y tomamos un punto de vista histórico, esta afirmación tiene dos momentos evolutivos diferenciados, la década de los 70 en la que surgen las Facultades de Psicología, y la década de los 80 en la que toma cuerpo la vertiente profesional con la creación del Colegio Oficial de Psicólogos.

La idea de la Psicología como disciplina científica tiene unos referentes profundos que alcanzan, en el caso español, el Renacimiento, pero que se objetivan de forma más cercana en algunas figuras señeras (Germain, Pinillos, Yela, Siguán y otros) que reconstruyen, después de la Guerra Civil, la maltrecha psicología de postguerra y que dan forma con su trabajo a las primeras Facultades de Psicología. Aunque el trabajo de estos pioneros no puede ser sólo circunscrito al ámbito académico - científico, es en esta vertiente donde sus efectos más inmediatos se hacen evidentes. Son ellos los que constituyen y potencian la Sociedad Española de Psicología, los que forman a las primeras generaciones de investigadores y profesores en los diversos ámbitos del saber psicológico, y son ellos también, por tanto, los que inician la producción "en número apreciable" de psicólogos, una denominación que pronto hace fortuna, a tenor del número de solicitudes de admisión en las Facultades de Psicología. De esas primeras generaciones de psicólogos, cuyo interés mayoritario es la Psicología Clínica, salen los profesionales que hacen posible que ese campo de trabajo de la Psicología empiece a tomar cuerpo en España.

La conformación de la dimensión profesional de la Psicología, en nuestro país, tiene dos hechos determinantes. La creciente incorporación de profesionales de la Psicología al mundo laboral, sobre todo en los años 80, y la aparición del Colegio Oficial de Psicólogos a comienzos de esa década, ponen las bases para que los psicólogos españoles, tanto organizativa como numéricamente, alcancen pronto una madurez y proporciones comparables o incluso superiores a cualquier país de nuestro entorno. En este sentido, la Psicología clínica profesional, con la notable incorporación de los psicólogos a los servicios sanitarios públicos, bajo el impulso de los planes de Reforma Psiquiátrica, y la multiplicación de la oferta en el ámbito privado, es el primer sector profesional de la Psicología que tiene una intención clara de institucionalizar una formación especializada de tercer ciclo, siguiendo, en su caso, el modelo de las especialidades sanitarias vigentes. Este tipo de especialización guarda grandes semejanzas con el modelo Boulder (aunque también diferencias significativas), que rige la formación clínica en la Psicología americana, y mantiene una fuerte coherencia con el modelo de enseñanza postgrado en nuestro país, dentro del ámbito sanitario, lo que facilita una mejor integración de la Psicología Clínica dentro del sistema público de salud.

Coherente con los postulados de defensa de la profesión y de promoción de una psicología científica y profesional al servicio de los intereses generales, el Colegio Oficial de Psicólogos apostó desde el principio, de una manera decidida, por la consecución del título de especialista en Psicología Clínica dentro del marco de las especialidades sanitarias, mediante el apoyo de la puesta en marcha de los Programa de formación postgraduada de Psicólogos Internos y Residentes (PIR) primero en algunas Comunidades Autónomas y, a partir de 1993, a nivel estatal.

Se inicia así un amplio proceso de debate interno y de convencimiento de las autoridades sanitarias y educativas que parece estar dando, al fin, sus frutos. En este proceso hacia la institucionalización de la especialidad de la Psicología Clínica, el Colegio Oficial de Psicólogos no ha estado solo, encontrando el apoyo y la participación decisiva de organizaciones de salud mental, entre las que hay que destacar a la Asociación Española de Neuropsiquiatría, y de la propia Psicología, sin cuyo concurso e intervención no se habría llegado a este momento crucial.

Sin embargo, en opinión del Colegio Oficial de Psicólogos, la consecución del título de especialista no agota la deseada delimitación o encuadre de la Psicología clínica en el marco de las disciplinas psicológicas y de las ciencias de la salud. Faltaba un pronunciamiento institucional del Colegio, con el máximo consenso dentro de nuestra profesión, sobre las peculiaridades del rol del psicólogo en el ámbito sanitario, así como sobre los contenidos y procedimientos para la formación de especialistas y el reconocimiento de la misma. Este pronunciamiento, por lo demás, parecía especialmente necesario para encauzar el proceso de transformación organizativa más importante de nuestro Colegio desde su fundación, la creación de las Secciones y de las Divisiones.

Fruto de esa necesidad surge el documento sobre el Perfil del Psicólogo Clínico y de la Salud. Para la elaboración de ese documento existieron, al menos dos importantes motivos imbricados entre sí. Por un lado, era necesario acotar un campo profesional, en constante desarrollo y transformación, que permita especificar las técnicas y los instrumentos utilizados, junto con los procedimientos y contenidos de la formación. Esta delimitación no tiene un carácter sólo "territorial-corporativo" sino también de fijación de los problemas sobre los que se opera y de los mecanismos de solución aceptables, en el momento actual. Por otro lado, esta acotación facilitaría la organización por Secciones Profesionales que defiende el Colegio, dándole un sentido científico-profesional y no sólo meramente administrativo-organizativo.

En 1995, el Colegio Oficial de Psicólogos constituyó una Comisión Asesora para la redacción del Perfil del Psicólogo Clínico y de la Salud con el encargo de elaborar un texto inicial, que luego sería debatido, tanto en el seno de la corporación como con las entidades universitarias y profesionales, públicas o privadas, relacionadas con la formación y el quehacer del psicólogo clínico. Después de múltiples consultas y por acuerdo de Junta General del Colegio Oficial de Psicólogos, se aprobó un documento, que se presenta en este mismo número, que da una idea cabal, aunque nunca completamente exhaustiva, de las peculiaridades del rol del psicólogo clínico y de la salud, y que se pronuncia sobre la docencia idónea en este ámbito de especialización y sobre los mecanismos de reconocimiento profesional. La importancia de dicho documento viene resaltada por el hecho de que ha contado con una amplia participación en su elaboración, y de que fue ampliamente aceptado por todos los sectores más importantes de la Psicología Clínica (universidades, departamentos, sociedades Científicas, etc.) de nuestro país.

La Psicología Clínica y de la Salud española cerrará la institucionalización de su dimensión profesional cuando el Decreto de acceso a la especialidad esté en la calle. Estamos, en este momento, ante un ámbito profesional que ha adquirido suficiente madurez como para perfilar sus límites y establecer sus mecanismos de acceso. Sin embargo, el cierre de este ciclo anuncia la apertura de una nueva etapa.

La naturaleza contextual de la Psicología permite asegurar que la "foto fija" del rol profesional que se encuentra en el Perfil puede que pierda vigencia dentro de algunos años. Y esto puede suceder por varios motivos.

Existen actualmente fuertes tendencias a la subespecialización en el ámbito de la Psicología Clínica y de la Salud. Ciertos campos de actividad, como la Psicología de la Salud, la Psicología Clínica Infantil y la Neuropsicología, puede que demanden a medio plazo un tratamiento específico, que responda al grado de preparación exigido para su desempeño. Además, las demandas sociales que son crecientes y mudables conllevarán que algunos nuevos servicios tengan una gran demanda de especialistas en Psicología Clínica, como, por ejemplo, está sucediendo en la actualidad con las emergentes unidades de trastornos alimentarios y del Dolor. Estos movimientos pueden suponer un descentramiento del foco principal de la actividad del psicólogo clínico, moviéndolo desde el campo clásico de los trastornos mentales al área de los componentes psicológicos del enfermar.

Nada está parado, la sociedad cambia y exige nuevas respuestas, mientras que los profesionales consolidan nuevos usos y formas de intervención. A su vez, los avances profesionales condicionan nuevas peticiones sociales, en un proceso de interdependencia, cuyo resultado sólo podemos atisbar. Debates como los que se han abierto en Estados Unidos sobre el uso de psicofármacos por parte de los psicólogos, demuestran el talante evolutivo de todo quehacer profesional. De ahí las incertidumbres, pero también los importantes desafíos que se abren en el futuro.

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